En lo que es conocido como la tierra de las hojas de fuego y
sol, detrás de la cordillera Yoma que separa el centro de Birmania de las áreas
costeras del oeste y que se extiende a lo largo del Golfo de Bengala, se
encuentra la ciudad milenaria de Bagan, antaño conocida por su nombre antiguo
de Pagan, también conocida por ser una de las más bellas ciudades de así, e
intentada hacer monumento histórico de la UNESCO varias veces. Esta ciudad
cuenta con miles de pagodas y templos, que se envuelven con un juego de luces y
efectos naturales al anochecer, un efecto digno de ver una vez en la vida,
resulta maravilloso y hipnotizador, el observar el efecto del sol cuando se
esconde en el horizonte sobre estas estructuras de impresionante belleza. Este
es el momento en que las estrellas
comienzan a parpadear en el firmamento, convirtiéndose en uno de los espectáculos
de una de puestas de sol más espectaculares del planeta.
Sí, Bagan es hermosa y tiene un encanto propio; pero es mucho
más de lo que parece a simple vista. La historia de Bagan es la historia de un
reino, que crece es historia, monumentos y culturas embriagadoras. Un lugar
rico en tradiciones y realmente tranquilo,
donde disfrutar de unas vacaciones únicas y que nunca se podrán olvidar. Esta
ciudad cosmopolita incluye una infinidad del estructuras históricas más grande
del continente asiático, alrededor de 2.162 pagodas y templos de la edad de oro
de Pagan.
En los alrededores de esta ciudad milenaria podemos
encontrar, llanuras secas y polvorientas que son, a pesar del aumento
significativo del número de turistas, una de las atracciones de este rincón de Birmania.
Muchos de estos templos son un tributo impresionante al budismo, especialmente
el templo budista de Theravada, pero por lo demás no hay nada que indique que ha
sido el corazón del poder, centro político y económico del gran reino de Pagan.
Ninguna de las características actuales de Bagan se
corresponde con las que generalmente se asocia con la idea de una ciudad. Por
el contrario, al extranjero Bagan parece ser nada más que un pueblo poco
poblado y cubierto de chozas de bambú y casas de madera, pero la realidad es
que extienden sobre un área de 104 kilómetros cuadrados y en cada uno de sus
rincones hay un monumento cultural único, si es verdad que sus infraestructuras
dejan algo que desear, pero por otro lado nos dejan ver en plenitud como se vivía
en esa ciudad hace cientos de años. Además no cuenta con muchos hoteles ni
resorts de lujo, pero lo que si tiene es una gastronomía y gentes maravillosas
y amables con el viajero.
Si está planeando viajar a Asia, no puede dejar de visitar
esta maravillosa ciudad, no se arrepentirá.
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